
Autor: Paula Acosta
Título: Ventanas del presente
Medidas: 30x35x0,2 cm
Material y técnicas: madera, panel PVC transparente texturizado, rotulador acrílico, destellos.
Año: 2022
Otros datos: las pantallas apoyan en un soporte de madera de 0,18x29x20 cm, que contiene 17 ranuras con 1 cm de separación entre ellas, dejando 2 cm entre las ultimas los respectivos extremos del soporte. Esto permite diferentes formas de organizar las pantallas, dejando mayor o menor separación entre ellas.

Autor: Paula Acosta
Título: Punto ciego
Medidas: 30x35x0,2 cm
Material y técnicas: madera, panel PVC transparente texturizado, rotulador acrílico, destellos.
Año: 2022
Otros datos: la pantalla apoya en un soporte de madera de 0,18x29x4 cm, que contiene una ranura central donde incrusta dicha pantalla. Por otro lado, es preciso señalar el funcionamiento de la pieza: el espectador a de sujetar la pantalla delante de sus ojos y mirar fijamente hacia el punto derecho. Pasado unos 10 segundos, debe tapar su ojo izquierdo, manteniendo la mirada en el punto derecho. Con este ojo tapado desplaza la mirada hacia el punto izquierdo; el punto derecho desaparece, pues se coloca en el punto ciego de nuestro ojo. La mente completa la imagen con lo que hay alrededor, dando la sensación de que hemos borrado este punto. La acción puede realizar con ambos ojos, teniendo en cuenta que siempre has de tapar el ojo opuesto al punto que estas observando
Durante mil generaciones la anatomía del cerebro humano ha sido la misma. Lo que sí ha cambiado drásticamente es nuestra forma de relacionarnos, “y las personas nos relacionamos con el mundo en función de la realidad que percibimos” (Del Rosario, 2019: 84). Cada individuo percibe una realidad única y particular, donde la ilusión se presenta como tónica dominante en todos ellos. “Existen tantas percepciones de la realidad como seres en el universo” (Del Rosario, 2019: 87).
Durante millones de años nuestro cerebro ha evolucionado con el único objetivo de ofrecernos un presente apetecible, llegando a la conclusión de que, para tener un buen presente, necesitamos percibir una realidad coherente (Del Rosario, 2019: 87).
El cerebro genera el presente a partir de la vastedad de información que llamamos realidad de manera segmentada en ventanas de tres segundos. Las clasifica, asocia y alterna en base a experiencias pasadas para integrarlas y dar lugar a lo que conocemos como presente. En este período de tres segundos, el organismo traduce al lenguaje cerebral cada estímulo, lo analiza, se queda con lo novedoso e interesante, le dota de significado, lo integra con la ventana anterior para ofrecer la sensación de continuidad y proyecta el resultado en la ínsula para que seamos conscientes de lo que acontece (Del Rosario, 2019: 99-100).
(…) aunque el presente sea un navegador web que se refresca cada tres segundos, seguimos pensando (…) durante más tiempo. A esa persistencia se la conoce como memoria, y es vital para la construcción de un presente apetecible (Del Rosario, 2019: 100-101).
Nuestra mente presupone que las ventanas del presente sucesivas serán parecidas a sus predecesoras y generan una ilusión; la veracidad no es importante para el cerebro. “Durante el tiempo que la memoria llena de ilusiones la ventana del presente, el cerebro intercambia la información de los sentidos por una imaginación, por una imagen mental”, y es esta imagen la que permite que vivamos nuestra interpretación individual de la realidad constantemente (Del Rosario, 2019: 101). Personas diferentes con las mismas orientaciones culturales pueden interpretar de forma totalmente distinta una misma escena (Robinson, 2009: 216).
Dos seres humanos mirando el mismo cielo desde diferentes perspectivas y culturas ven cosas completamente distintas. (…) Obteniendo resultados radicalmente distintos, pero al mismo tiempo complementarios (Del Rosario, 2019: 14).
Estas piezas toman como referencia este proceso cerebral en la selección del soporte principal de estas: “ventanas” de metacrilato texturizadas, recicladas del interior de pantallas de ordenadores. Estas apoyan sobre una estructura de madera, particular a cada pieza, que permite mantenerlas en posición vertical.
La primera obra recoge en su materialización otros aspectos de esta dinámica cerebral. Por un lado, encontramos tres pantallas, en alusión a la regla de los tres segundos, y, por otro lado, en el soporte se aprecian numerosas ranuras, tanto anteriores como posteriores a las pantallas, representando la continuidad del tiempo. Luego, respecto al contenido representado en cada pantalla, observamos las flechas características de la famosa ilusión óptica de Müler-Lyer. Esta ilusión juega con la colocación de las puntas de las flechas –hacia dentro o hacia fuera- para simular que son de diferente longitud (Kahneman, 2012: 43). La unión de la dinámica de las ventanas del presente y la ilusión de Müler, da lugar a una pieza que evidencia el funcionamiento de nuestra mente que prefiere la coherencia por encima de la veracidad, intentando sembrar en el espectador la semilla de la duda, pues no podemos dejar de ver lo que nuestra mente quiere que veamos, pero podemos desconfiar sus primeras impresiones para crear el juicio de verdadero o falso antes de decidir que creer.
La segunda obra pretende demostrar como nuestra mente completa la realidad incompleta para mostrarnos un presente coherente. Todas las personas tenemos un agujero visual, un punto ciego, debido a la conexión entre la retina y el nervio óptico. Nuestro cerebro rellena constantemente este hueco a partir de la información recogida por las células vecinas (Del Rosario, 2019: 90). “El precio a pagar es que del 100% de la información objetiva que tenemos a nuestro alrededor solo percibimos un 0,01% de información” (Del Rosario, 2019: 91). El cerebro deja de ver cuando cree saber (Del Rosario, 2019: 107). Como podemos ver, la pantalla de esta pieza contiene dos puntos pequeños paralelos. Estos puntos están separados entre sí por una distancia un poco mayor a la que existe aproximadamente entre los ojos humanos, que, unido al discreto tamaño de estos, permite percibir el punto ciego del ojo y como la mente completa la realidad al seguir la dinámica descrita en la ficha técnica de la obra.
Bibliografía
Del Rosario, David, 2019. El libro que tu cerebro no quiere leer: cómo reeducar el cerebro para ser más felices y vivir con plenitude. Madrid, España, Ediciones Urano, S.A.U.
Kahneman, Daniel, 2012. Pensar rápido, pensar despacio. Barcelona, España, DeBolsillo.
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